jueves, 29 de agosto de 2013

LORENZO Y DANIEL
Eran dos niños que desde la guardería  eran muy  buenos amigos, Lorenzo y Daniel, y era el  octavo cumpleaños de Lorenzo. Siempre andaban juntos, tenían una muy hermosa amistad
Daniel, decidió regalarle el balón de futbol que Lorenzo deseaba tener desde hace tiempo, pensando que como eran buenos amigos, al fin de cuentas el regalo lo iban a usar los dos. Y así fue, ambos jugaron todo el día juntos, pero antes de irse a dormir decidieron echar la última partida, llegando a un enfrentamiento entre ambos, Lorenzo decía que el juego era suyo, y Daniel, que él se lo había regalado.
El papa de Lorenzo los reprocho, y decido quitarles el balón y los mando a dormir. Ambos muy enfadados, vieron asomarse por la ventana a una paloma, esta, imaginariamente los llevo a un lugar donde habían dos niñas de bajos recursos económicos, una de ellas con una muñeca de cartón, que al ponerla en el rio la muñeca se deshizo, y al llorar por su muñeca, la otra niña le dio una muñeca de plástica y juntas jugaron muy sonrientes.
Al ver esto Lorenzo y Daniel, lloraron, recapacitando y entendiendo que se debe compartir con las personas que no tienen nada y ambos se abrazaron, prometiendo no pelear por un juguete y más aún, regalarlos a los niños pobres.
Cuando despertaron a la mañana siguiente estaban los dos abrazados en una sola cama en casa de Lorenzo, mamá se sorprendió y más después del enfado con el que se habían ido a dormir. Le contaron a mamá lo que les había pasado y ésta les dijo que era un bonito sueño. Pero ellos sabían que no, que había sido real, sobre todo, al ver en la ventana a la preciosa paloma blanca con la que habían viajado la noche anterior, que les hacía un guiño de complicidad.

VERSION N°01

Eran dos niños que desde la guardería  eran muy  buenos amigos, Lorenzo y Daniel, y era el  octavo cumpleaños de Lorenzo. Siempre andaban juntos, tenían una muy hermosa amistad.
Daniel, decidió regalarle las piezas de  juego que Lorenzo deseaba tener desde hace tiempo, pensando que como eran buenos amigos, al fin de cuentas el regalo lo iban a usar los dos. Y así fue, ambos jugaron todo el día juntos, pero antes de irse a dormir decidieron echar la última partida, llegando a un enfrentamiento entre ambos, Lorenzo decía que el juego era suyo, y Daniel, que él se lo había regalado.
El papa de Lorenzo los reprocho, y decido quitarles el juego y los mando a dormir. Cuando de pronto la imagen de un gato negro se asomó por su ventana, y los niños muy asustados, corrieron hacia el cuarto del papa de Lorenzo, este, al verlos llorar muy asustados decidió que duerman en  su cuarto, y al día siguiente, los dos niños olvidándose del pleito de anoche, cedieron jugar juntos.
Mama decidió llevarlos a pasear para celebrar la reconciliación entre ambos, ellos llevaron un carrito en la mano cada uno. En el trascurso del paseo, vieron a dos niños que discutían por un carrito de papel que enseguida se rompió y lloraban desconsoladamente. Ellos, corrieron hacia ellos Daniel obsequio su carrito a uno de ellos, y Lorenzo al otro niño, y los cuatro se sintieron muy felices y contentos. Lorenzo y Daniel aprendieron la lección.

VERSION N° 02

Lorenzo y Daniel eran dos primos que siempre peleaban por un juego de ajedrez, no se podían ver y para colmo vivían juntos en la casa de su abuelo.
Se llegaba el cumpleaños de Lorenzo y la familia decidió celebrarlo, pero con la intención de hacer que Lorenzo y Daniel aprendieran una lección para nunca más pelear invitaron a dos vecinitos hermanitos que eran el uno para el otro y estos les darían la lección
Cierto día, se celebraba el cumpleaños de Lorenzo y llegaron los dos hermanitos muy felices, ellos no se desprendían uno del otro en toda la fiesta. Si uno bailaba, el otro también bailaba, si uno corría, el otro también corría y así, todo hacía juntos. Lorenzo y Daniel observaban muy detalladamente, cuando de pronto uno de ellos se cayó y el otro, llorando corrió a levantarlo limpiando sus lagrimitas y polvo de su ropa lo abrazo.
A los primitos, les entraba un sentimiento de amistad hacia ellos, trataban de acercarse muy tímidamente a los hermanitos, pero volvían los rencores entre ellos. Y de repente los hermanitos encontraron un juego de ajedrez tirado en el suelo y se pusieron a jugar muy contentos, al ver esto Lorenzo y Daniel corrieron a traer el ajedrez porque siempre pelaban y decidieron unirse a los hermanitos muy tímidamente y sonrientes. Se pusieron a jugar los dos y sonreían igual de felices que los hermanitos. El papa de Lorenzo y el papa de Daniel. Se abrazaron muy satisfechos ya habían logrado que sus hijos por primera vez jugaran juntos y dejaran de pelear por ese ajedrez. Lorenzo y Daniel aprendieron la lección.